La otoplastia o cirugía de las orejas es una intervención quirúrgica que tiene por objetivo corregir las deformidades de la oreja. Más específicamente, se tratan las orejas prominentes y proyectadas hacia el exterior.
La cirugía permite plegar las orejas del paciente y situarlas en el ángulo adecuado al cráneo, es decir, ángulo de 20 a 25 grados.
Las orejas son demasiado prominentes en los siguientes casos:
– Concha excesivamente grande (ángulo que va desde la oreja hasta el cráneo).
– Falta de pliegue, llamado antihélix, encontrado en la parte superior de la oreja.
¿Cómo es la intervención?
La cirugía permite corregir el defecto conocido como “orejas de soplillo”. La técnica consiste en unas incisiones en el pabellón auricular de la oreja, que acostumbran a ser imperceptibles.
Para corregir la concha, la incisión se realiza en el surco retroauricular y para corregir el antihélix por debajo del hélix. En cualquier caso, es importante no forzar la oreja en una posición antinatural.
La otoplastia corrige las orejas prominentes.
Las orejas no serán perfectamente simétricas tras la intervención, aunque siempre se intenta conseguir el máximo posible de simetría. Por otro lado, destacar que la intervención no puede afectar en ningún caso a las funciones del oído.
La otoplastia se realiza bajo anestesia local, aunque en algunos casos baja una ligera sedación (por ejemplo, en niños). La intervención tiene una duración de entre una y dos horas, en función del grado de complejidad.
Tras la intervención, el paciente se espera en la sala de recuperación para que el médico le de el alta y la medicación que pueda requerir.
¿En qué consiste el postoperatorio?
La cirugía no es muy molesta y, normalmente, tan solo hay una ligera inflamación que desaparece tras unos pocos días.
Tras la intervención es importante llevar un vendaje durante los primeros días, para mantener la posición correcta y contribuir a la desinflamación. Asimismo, no es recomendable el uso de gafas en los primeros días.
Después de una semana, el paciente puede regresar a sus actividades habituales, pudiendo visualizar el resultado definitivo al cabo de cuatro semanas.
¿Quién puede someterse a la intervención?
La otoplastia se puede realizar a partir de que el desarrollo de la oreja ha finalizada, aproximadamente a partir de los siete años de edad.
En el caso particular de niños, es importante esperar a que se sienten incomodos con sus orejas, puesto que si les mostramos el defecto puede llegar a créales un complejo inexistente.